Ante la ausencia de respuesta e indiferencia de la autoridad competente llevó a Daniel, ya hasta el hartazgo e indignado por ser víctima en varias veces de la delincuencia lo llevó a tomar la justicia en sus manos.
Daniel Guerrero, de 50 años, al no recibir respuesta de las autoridades a las acciones delincuenciales en su contro lo llevó al acto de violencia que inició al fili de la tarde de este jueves y concluyó con su muerte a la medianoche de este viernes en La Romana.
El hombre se atrincheró en su taller tras quitarle la vida al menos a dos personas y herir a seis miembros de la Policía Nacional, entre los que se encuentra un miembro del equipo SWAT.
Guerrero, conocido como «Elbanista» mantuvo en tensión al Callejón de Guaymate, en La Romana, por unas 7 horas tras matar a dos civiles que quedaron tendidos en la calle pasadas las cinco de la tarde. Uno de los heridos es Gamaliel Mota García, de quien no se tienen más detalles y se presume que era junto a la otra víctima inicial un atracador, versión no confirmada.
«El Ebanista», definido por conocidos y residentes del sector como una persona humilde, trabajadora, tranquila y de buen trato, se atrincheró en su taller de ebanistería tras las primeras muertes luego de que llegaran los primeros agentes de la Policía Nacional para intentar arrestarlo.
En una serie de sucesos confusa todavía para la mayoría de la sociedad y de la que la Policía Nacional aún no ofrece detalles, Daniel, sin entrenamiento militar, experiencia policial o en el manejo de armas, despojó de su arma de reglamento a un teniente y secuestrarlo para mantenerlo como rehén mientras disparaba y hacía replegarse a todos los miembros de la uniformada que intentaron entrar en la habitación en la que se encontraba.
Seis miembros de la uniformada resultaron heridos y el conteo preliminar indica que dos agentes murieron y que otro que se encontraba herido murió la mañana de hoy, viernes.
Guerrero fue muerto pasadas las 12:00 de la medianoche tras casi siete horas de haber hecho el primer disparo y su cuerpo sacado del pequeño taller donde se encontraba ante los ojos de casi todo el barrio que sin importar cuántos disparos hiciera el hoy occiso se mantenían expectantes ante el morbo y la curiosidad por conocer el desenlace de lo que será por meses la historia más interesante que se cuente en el barrio.