Una condición, como la aceptó el propio Estados Unidos, para abrir relaciones diplomáticas con la República Popular China, es que el país que así lo quiera con el gigante asiático, es que no las tenga con Taiwán o en su defecto «romperlas» si estas existen, debido a su visión de «una sola china» y de que para Pekin, Taipéi, es una provincia rebelde, como parte de un proceso histórico interno de hace décadas.
Sin embargo, obviando esta exigencia de la República Popular China para restablecer o crear puentes de futuras relaciones diplomáticas con terceros países, el presidente de la Fundación Justicia y Transparencia (FJT), Trajano Potentini, pidió al Gobierno Dominicano, restablecer relaciones diplomáticas con Taiwán.
A su juicio, para corrigir así una «injusticia histórica», perpetrada por el pasado gobierno peledeísta que encabezó el expresidente Danilo Medina, quien, señala Potentini, por razones de aparentes beneficios económicos y comerciales, rompió con Taiwán, para aperturarse a la RPC.
Justicia y Transparencia, recordó que el pasado mayo, se cumplió el cuarto aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, entre la República Popular China y República Dominicana.
«De inmediato produjo una ruptura con Taiwán (oficialmente República de China), luego de una tradición de cooperación y relaciones armoniosas, que datan desde el 1944, hasta el 30 abril del 2018, fecha que marcó el inicio de una ingratitud histórica en de la política exterior del Gobierno Dominicano», expone.
Según Potentini, constituyó un verdadero despropósito del gobierno pasado, el abandonar a Taiwán, luego de 74 años de apoyo incondicional al país, con múltiples programas de asistencia, fundamentalmente en el plano tecnológico y el común denominador, de promover la protección del sistema democrático y sus valores.
Ve como un gesto de grandeza y valoraría como valiente y altamente positivo, por parte del actual presidente Luis Abinader, el de «corregir el error político» de Danilo Medina, reencauzando y restableciendo las relaciones con Taiwán, en el marco de una nueva geopolítica, que supone asumir con determinación la responsabilidad de proteger la democracia.
Para la entidad cívica se trató de una vergüenza internacional, el oscuro acontecimiento donde los cancilleres de ambos países, en aquel entonces, Wang Yi y Miguel Vargas, rubricaron en Pekín el acuerdo que oficializó los lazos entre China Popular y República Dominicana.
«Donde, además, cargamos con la indignidad de reconocer que solo hay una China en el mundo, que el Gobierno de la República Popular de China es el único representante legal de ese país y que Taiwán es una parte inalienable del territorio chino. Se trata de una indignante condición de Pekín, impuesta a República Dominicana, para el establecimiento de relaciones diplomáticas», expuso.
Balance de 4 años de relaciones con china popular
La FJT, dice en nota enviada a #LaLupadelSur, que su preocupación por el cambio y giro desconcertante que le dio con esta acción el gobierno pasado a las relaciones exteriores, abrió un observatorio para monitorear y dar seguimiento al impacto de las relaciones Dominico-China, en el ámbito económico, social y político, diagnosticando mediante estudios y análisis su incidencia y posicionamiento en las referidas áreas.
«Cuyo balance al día de hoy, servido por el observatorio, ha devenido en un fiasco, donde lo único que hemos hecho es entregar nuestro mercado, de unos 11 millones de habitantes a los chinos, afectando la producción nacional y permitiéndoles un espacio de privilegio, en la inversión y control de áreas vitales, como: tecnología, maquinarias y vehículos, minería, infraestructura y energía, entre otras, convirtiéndose en los primeros licitadores en las compras públicas», señalan.
La entidad, anuncia, además, que en los próximos días estará formalizando, vía comunicación al gobierno dominicano en la persona del presidente Luis Abinader, el pedido de oficializar la relaciones con Taiwán.
A su juicio, para reivindicar la tradición Dominico-Taiwanesa, de décadas, con relaciones armoniosas y apoyos estratégicos, en los foros internacionales, con propósitos comunes en el plano ideológico y democrático, hoy tirados por la borda por presuntos intereses coyunturales, convertidos y evidenciados como promesas incumplidas.