Juan Tomás Olivero F.
«La solución es trabajar juntos por la paz y, como dice la Biblia, hacer de las armas instrumentos de paz”, (Papa Francisco).
Las lamentaciones del Papa Francisco por la muerte, la destrucción, la amenaza a la libertad del pueblo ucraniano, destrucción de sus ciudades, hogares, de los lugares de fe y amor; y lo más terrible, la renuncia de Putin al sentido de humanidad y fraternidad, rememoran al profeta Jeremías y las lamentaciones del pueblo de Israel por perder su templo, sus hogares, su ciudad y su libertad por la destrucción de Jerusalén y exilio a Babilonia (587 a 537 a.c).
La guerra de Putin que lleva 136 días de destrucción sin parar, parece estar comenzando. Esta guerra cruel fue declarada como una operación especial en el entendido que sería un pasadía militar de entrar y salir para disuadir a Ucrania y la OTAN de pertenecer a ella los primeros y de acercarse a sus fronteras a los segundos. Dada la lección pretendida y la posible declaración de éxito Putin, se auto convenció de que emergería como el principal líder del planeta y el ejército ruso la principal potencia militar del mundo; más allá de Norteamérica y China, haciendo nacer de este modo un mundo multipolar con las reglas del nuevo zarismo imperial de Putin.
La estrategia militar del ejército ucraniano ahora es el repliegue ofensivo, en el sentido de renunciar a defensas amuralladas conservando a cualquier costo en vidas las ciudades; pasando el ejercito ucraniano a la táctica de la retirada y reconquista por conveniencia de las ciudades ocupadas, en el momento oportuno. Diseñando de estas ciudades ocupadas emboscadas o trampas para un ejército ruso confundido en tierras ajenas y vías de abastecimiento bloqueadas.
La soberbia y la cólera desenfrenada parecen llevar a Putin al mismo desenlace y fin del primer zar del Imperio Moscovita Iván IV conocido como el Terrible (1530-1584), quien lleno de cólera atacó la esposa de su hijo por la poca forma ortodoxa de vestir y, a quien le abrió la cabeza sin intención con el batón, fue a su hijo que salió en defensa de su mujer. El maestro del ajedrez y el karate, Putin, hizo un movimiento de guerra equivocado contra Ucrania que le puede costar el poder en Rusia y quien sabe qué más.
El Cerebro Moral, ensayo sobre neurociencia en el que la investigadora Patricia S. Churlanchland autora del mismo, aborda que tres neurotransmisores son fundamentales para la vida física y social del humano contemporáneo: la dopamina, la serotonina y la galanina. El primero, es fundamental en el juicio sobre lo que es valioso y lo que no es valioso; el segundo, nos impulsa sobre el significado de la toma de decisiones y; el tercero, sobre la regulación de la agresividad. Estos tres factores a mi entender son determinantes para la acción militar. Al respeto la autora del ensayo se hace la siguiente pregunta sobre la corteza cerebral y la travesía social por el mundo físico de los humanos mamíferos.
¿Son estas estructuras subcorticales el legendario cerebro reptiliano que se oculta en nuestras cabezas y que hace que nos portemos mal?
Las decisiones, las recompensas de la guerra y la agresividad destructiva de Putin ¿A dónde nos conducen?
La destrucción y la guerra contra en Ucrania con la que pretendió Putin forjar multipolaridad, parece construir un mundo más inestable y de menos equilibrio, un mundo de dos polos: violentos y peligrosos para la humanidad. Visto desde esta perspectiva el fracaso de Vladímir Putin en su decisión y la forma de lograrlo al unificar Europa y consolidar la OTAN, resucitando con ello el poder de Estados Unidos de América. Además, de cohesionar a Ucrania y despertar el sentido y derecho de autodeterminación hacia occidente y con occidente, fue un grave error de cálculo de Putin.
Una Kata de Karate y una partida de ajedrez, fortalecen la lógica del cerebro; pero, no son determinante en el éxito de una campaña militar. Las regiones conquistadas y las ciudades tomadas son las trampas de la soberbia de Putín. En una contraofensiva de los ucranianos por la reconquista de sus territorios, todo apunta a convertir estos territorios y regiones en un cementerio de soldados rusos.
El 30 de diciembre de 1922, Vladímir Lenin consolidó el dominio del Partido Comunista en toda la Rusia zarista y pudo fundar oficialmente, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que es proclamada; después de ejecutar la familia Románov y el último zar Nicolás II. La vida de la URSS se extendió desde 1922 hasta 1991, 74 años.
¿Quiere celebrar Putin por medio de la guerra los 100 años de la otrora fundación de la URSS con su reinstalación reunificando los territorios originarios?
*Autor Filósofo-Abogado, Jt_olivero@hotmail.com, @salomon_55