Juan Tomás Olivero F.
Hoy, 8 junio, estamos a siete días de celebrar en un ambiento democrático y de respeto la obligación estatutaria impostergable más trascendente, las elecciones de las autoridades universitarias que de forma periódica, reglamentadas y organizadas realiza la misma institución como se establece en el art. 128 de su Estatuto Orgánico; del cual, es necesario destacar su parte in fine, que precisa lo a continuación sobre significado de las elecciones: “..son una de las expresiones fundamentales en que se sustenta la autonomía de la universidad y su carácter democrático”.
El próximo 15 de junio o lo que es lo mismo, en una semana, serán celebradas las elecciones bajo la orientación de los principios que como valores sustentan las relaciones académicas y administrativas en la UASD. Valores Inspirados en el respeto a la dignidad humana: “solidaridad, transparencia, verdad, igualdad, libertad, equidad, tolerancia, paz, responsabilidad y convivencia” (art.9 Est. Org. UASD).
La sapiencia y espectacularidad mediática de ningún debate puede remplazar el marco filosófico y doctrinario que da carácter y razón de ser a lo que somos y queremos como universidad: “La Universidad tiene como visión: Ser una institución de excelencia y liderazgo académico, gestionada con eficiencia, acreditada nacional e internacionalmente, con un personal docente, investigador, extensionista y egresados de alta calificación; creadora de conocimientos científicos y nuevas tecnologías; sustentada en valores; reconocida por su contribución al desarrollo humano con equidad y al desarrollo de una sociedad democrática y solidaria” (art. 8 Est. Org. UASD).
En el devenir del tiempo, cada vez más y más, la UASD se ve cercada por agentes externos que más que contribuir con su consolidación institucional amenazan su paz y estabilidad. La intervención de estos grupos y personas, como acontece y viene a ser, ha llegado al extremo de forjar la idea de que el proceso interno de la UASD se decide con el auspicio de quién goce más del apoyo de líderes empresariales, políticos y religiosos. Para esta mentalidad no cuenta, para nada, la comunidad académica con su autonomía de decisión y verdadera razón soberana.
Se ha sembrado y promovido la creencia, en la mente de algunos, en el sentido de que quién coleccione más fotos con Hipólito, Leonel, Luis Abinader, Danilo, Vargas Maldonado o Paliza, tiene el carril de adentro ganado en las elecciones y la rectoría asegurada. Este fenómeno, del mal llamado apoyo del sector externo, ha hecho que muchos estrategas piensen que lo que se hace con el proceso electoral nacional y su junta (JCE): de tramar y articular alteración de padrones y otras diabluras; se pueda hacer con la UASD y su Comisión Central Electoral (CCE). Y, no es así.
Los que malquieren la UASD se quedarán “sin pito y sin flauta”. En cambio, <habrá pito y flauta> para los que apuestan a unas elecciones democráticas, organizadas, participativas y civilizadas con resultados oportunos, además de puros, este miércoles 15 de junio de 2022. El éxito de estas elecciones de autoridades, será por el bien de todos y todas, sobre todo de una UASD pública, solidaria y de excelencia académica.
El próximo rector tiene el compromiso de actualizar y defender la ley Fundacional 5778 diferenciándola de la 139-01, respetar el Estatuto Orgánico, consolidar el vínculo de la Universidad con la Sociedad Dominicana y, devolver el carácter de cogobierno que prima en la UASD, respetando las decisiones y ejercicio de autoridad de sus organismos.
Quiero terminar estas reflexiones con uno de los pensamientos más poderoso para lograr el cambio que buscamos alcanzar en cualquier aspecto de la vida, del psicólogo estadounidense Wayne Dyer: “Cuando cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian.”
¿Puede una mirada excluyente y estigmatizadora, generar un cambio en la UASD?
*Autor Filósofo-Abogado
Contacto: Jt_olivero@hotmail.com, @salomon_55