Francisco Luciano
En la Universidad, y entre los hombres de ciencia, el debate se considera esencial para confrontar con razonamientos lógicos, los puntos de vistas opuestos o los proyectos diferentes que en concepción y visión se presentan.
Los debates tienen como característica fundamental, producir un intercambio ordenado de ideas y/o puntos de vista diferentes, y pueden producirse entre dos o más expositores generalmente de manera oral, aunque también puede realizarse por escrito.
La importancia del debate radica en que facilita que, el auditorio, público o jurado, pueda adoptar una decisión sobre el fondo de los asuntos expuestos por los participantes ya que permite extraer las ventajas y desventajas de un punto de vista u opinión.
En el aula el debate contribuye a la formación de los alumnos, pues además de ayudar a desarrollar en estos las habilidades para expresar ideas de manera argumentada, favorece la generación de pensamiento crítico y los obliga a efectuar un tratamiento adecuado de la información, para poder analizarla y evaluarla con criterios lógicos.
El maestro los incentiva, organiza y dirige como una herramienta didáctica para que los discentes prueben hasta qué punto han asimilado los contenidos del programa del curso y adquirido las necesarias competencias.
Como se puede apreciar el debate estimula el desarrollo de destrezas, tanto sobre la conceptualización de los problemas y sus soluciones como en la expresión oral o escrita.
El debate es la oportunidad brillante para que los que se dicen ser más capaces, duchos y experimentados prueben, sus capacidades superiores, por lo que rehuir a este en la Universidad es impropio, y más cuando se trata de maestros que aspiran a dirigir la principal institución de educación superior del país, y esto debido a que, si existe un oficio que no pueden realizar con destreza los mudos, es el de maestro.
Es sabido que entre hombres de Ciencias el debate es norma y que quienes los rehuyen aceptan carecer de las capacidades para sustentar los criterios o propuestas que postulan y es, tán así, que como regla hemos establecido que las conclusiones de tesis deben ser defendidas ante un jurado por el postulante y quien no lo hace es improbable que apruebe.
*Autor, docente de la Facultad de Ciencias de la Educación