Miguel Franjul
La prensa libra una lucha tenaz para esquivar los tiros de gracia que les están disparando desde distintos frentes para socavarla.
.¿De dónde sale el fuego? Y ¿contra qué o quiénes lucha?
Lucha r el asesinato, el acoso o la intimidación de los periodistas que descubren sus negocios en el crimen organizado o sus actos de corrupción, dentro o fuera del gobierno. Lucha contra el progresivo control que ejercen sobre la difusión y monetización de sus contenidos los que hoy monopolizan la información: los gigantes tecnológicos de las redes sociales, acorralando inclusive los espacios ganados por la libertad de expresión de los individuos. Lucha contra la creciente y acelerada tendencia entre los usuarios a preferir las plataformas digitales desde sus dispositivos electrónicos, móviles o de escritorio, lo que ha ido reduciendo drásticamente el número de lectores o suscriptores del periódico impreso.
Lucha, intrínsecamente, por mantenerse viva como plataforma noticiosa y de ventas de publicidad, aún cuando sus mayores inversiones deben ser dirigidas al fortalecimiento digital, que es la base del futuro.
Lucha contra la implacable campaña de políticos y enemigos de la libertad de prensa y expresión para desacreditar su papel en la sociedad, pese a que ha sido paradigma de la verdad y de la democracia.
Lucha, por sí misma, para preservarse en un nuevo ecosistema que, aunque la asimila a través de los convergencia o confluencia en el modelo multimedia, impone nuevos patrones de lectura, nuevos lenguajes y nuevas velocidades, que chocan con sus tradicionales parámetros.
Lucha, lucha y lucha contra muchos enemigos más. Y tendra que hacerlo, si todavía le queda fuerza, contra los que de seguro aparecerán en el horizonte, intentando sustraerle su espacio y su derecho a existir, en nombre de una modernidad que esta arrasando los símbolos del pasado.
*Autor Director del periódico Listín Diario