Dr. Octavio Féliz Vidal
Cuando nuestras acciones son guiadas por las emociones, de manera prioritaria, corremos el riesgo de actuar y luego darnos cuenta que hemos cometido un error o que pagaremos consecuencias graves para nuestras vidas.
La Diferenciación de acuerdo a Bowen es la capacidad de separar nuestras emociones de la razón. Si podemos actuar más por la razón seríamos más diferenciados. Las personas que actúan por las emociones, de manera mayoritaria, son menos diferenciadas.
Cuando actuamos por la la ira y con el enojo: estamos bajo el influjo de las emociones y nuestras decisiones pueden no ser adecuadas.
Al disciplinar a un hijo, tratar una situación con la pareja, hablar con un extraño o tratar una situación laboral: si estamos controlados por la rabia, impotencia u otra emoción negativa es posible que los resultados no sean los mejores. Nuestro sistema emocional requiere un enfriamiento de las partes bajas del cerebro, nuestro cerebro reptiliano.
Al enfriarse dejamos que nos controle la corteza cerebral, asiento de la razón y signo distintivo de nuestra superioridad evolutiva o de nuestra misión superior en la obra creadora de Dios. Al usar la corteza entramos al mundo humano de la razón. Podemos medir las consecuencias de nuestros actos y podemos controlar nuestras conductas.
Los actos de violencia en el hogar o en la calle generalmente van precedidos de un descontrol emocional, salvo las acciones psicopáticas estatales o civiles que se cometen con frialdad y sin culpa posterior.
Debemos educar nuestro sistema emocional y no actuar como dice Bowen con un piloto automático emocional. Podemos controlar nuestras emociones. Enfriarnos. Tomar tiempo fuera. Contar hasta 50 ó hasta cien: en fin actuar con la razón y con lo mejor de nuestra humanidad y así evitamos maltratos, feminicidios, actos violentos y ofensas innecesarias.
*Autor: Terapeuta Familiar y catedrático de la UASD