Francisco Luciano
Famoso es el cuento del muchacho que junto a su padre transitaba por un camino, y al escuchar un sonido en la distancia le pregunto:
– ¿De qué será ese ruido?
– Una carreta vacía, respondió parsimoniosamente el padre.
– Usted, ¿Cómo sabe que viene vacía?
-Sencillo, si estuviera llena no hiciera tanto ruido, pues el peso la afincara sobre el terreno del camino.
En la contienda por la rectoría, una candidatura se empeña en hacer mucho ruido pregonando una ventaja que nunca ha tenido en intención de votos, para generar hacia afuera de la Universidad la percepción de que es fuerte adentro cuando en realidad es más débil que un papel mojado.
En el pasado, un candidato a la rectoría poseedor de reales condiciones formativas y un discurso prometedor e impactante intentó imponerse desde afuera. Gran parte del liderazgo comunicacional del país e influyentes conductores de programas noticiosos, de farándulas, deportivos y de variedades, lo daban ganador de la rectoría, en la prensa, la radio y la televisión. Hasta en la narración de la pelota invernal se le atribuía propinar los hits, los ponches y las carreras.
Contados los votos emitidos por profesores, estudiantes y empleados con derecho en el claustro, resulto ganador en primera vuelta, con una ventaja de veinticinco puntos por encima, un académico de trayectoria bien valorada la comunidad universitaria, precisamente uno que concedió pocas entrevistas y que nunca divulgó encuestas por encargo en medios de comunicación.
En la Universidad los apoyos de las fuerzas organizadas y del liderazgo académico nucleado de cada escuela y facultad decide la victoria, observemos bien por donde se han inclinado estos para que nuestras conclusiones no vayan a resultar erróneas.
*Autor es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UASD