Nueva York.- Una recuperación transformadora tras la pandemia de COVID-19 requiere una alianza global con total inclusión de los países de ingreso medio, ya que estos son actores claves para el desarrollo mundial.
El señalamiento lo hizo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante la Reunión de alto nivel sobre los Países de Ingreso Medio, convocada en Nueva York por el Presidente de la 75⁰ sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Volkan Bozkir.
La reunión, realizada bajo el tema «Afinando el enfoque del sistema de desarrollo para abordar las necesidades de los países de ingreso medio», fue inaugurada por Volkan Bozkir; António Guterres, Secretario General de la ONU; y Munir Akram, Presidente del Consejo Económico y Social del organismo (ECOSOC).
Se realizó un segmento de evaluación que contó con la moderación de Lysa John, Secretaria General de CIVICUS y como oradores principales Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Elliot Harris, Secretario General Asistente para Desarrollo Económico en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA, por sus siglas en inglés), y Ana Patricia Muñoz, de la Red Voz del Sur (Southern Voice Network), Directora Ejecutiva del Grupo FARO.
En su presentación, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, indicó que el PIB per cápita no debe ser el único criterio para definir los niveles y necesidades de desarrollo y no puede ser utilizado para excluir a los países de ingreso medio (MICs, por sus siglas en inglés) del financiamiento concesional y preferencias comerciales.
En este sentido, recalcó que los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDs) son particularmente vulnerables. “(La enfermerdad por) COVID no distingue entre los niveles de ingreso y tampoco la cooperación para superar esta crisis debiera estar guiada por criterios de PIB”, enfatizó.
Recordó que los MICs son actores clave del desarrollo global, ya que representan más del 75% de la población mundial y cerca de un tercio del PIB global, en los que vive el 62% de las personas en situación de pobreza, atraen un 45% de las inversiones, suman el 30% de las exportaciones mundiales y son actores clave en la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, abarcan el 96% de la deuda pública de los países en desarrollo (excluyendo a China e India), por lo que problemas de deuda y un potencial default de los países de ingreso medio podrían tener importantes repercusiones en los mercados financieros globales.
Explicó, también, que el impacto económico y social del COVID-19 ha aumentado significativamente la brecha financiera de estos países, por lo que, advirtió que América Latina y el Caribe es la región del mundo en desarrollo más endeudada y tiene el servicio de la deuda más alto (equivalente al 59% de sus exportaciones de bienes y servicios).
La máxima autoridad de la CEPAL declaró que la capacidad para movilizar recursos externos es limitada y no está ligada al PIB per cápita y que la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) es todavía importante para muchos países de ingreso medio: por ejemplo, representó el 34% de los flujos financieros recibidos por el Caribe en 2019.
También, advirtió, que los flujos financieros ilícitos están en la raíz de muchos de los problemas ligados a la movilización de recursos domésticos.
Según cálculos de la CEPAL, se estima que América Latina y el Caribe pierden US$85,000 millones por año en salidas de capital de la región, debido a los flujos financieros ilícitos que resultan de la facturación comercial falsa.
Bárcena, destacó que las iniciativas de cooperación y financiamiento deben incluir a los MICs, que comprenden una gran diversidad de países con disímiles capacidades y necesidades.
Señaló que algunas áreas clave para lograr una cooperación más inclusiva y reducir las brechas estructurales y asimetrías son: el acceso igualitario a las vacunas, tanto para los países menos desarrollados como para los MICs; medidas de financiamiento multilateral y de alivio de la deuda, que deben ser proporcionales a las necesidades de todos los países en desarrollo, incluyendo los MICs; y posibilitar una industrialización verde mediante el acceso a la tecnología, la inversión y la infraestructura.
“Una recuperación transformadora requiere una alianza global con plena inclusión de los MICs”, enfatizó. “Necesitamos cooperación y asociaciones estratégicas para lograr esto”, agregó Bárcena.
Explicó que este objetivo se puede cumplir si se suspenden las “graduaciones” de países y se mantiene la ayuda oficial para el desarrollo (AOD); si se adoptan enfoques multidimensionales y nuevas herramientas para clasificar los niveles de desarrollo en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Además, si se asegura el acceso al financiamiento concesional para el desarrollo para los MICs, especialmente para las economías más pequeñas; si se extiende a los MICs el alcance de las provisiones especiales y el tratamiento diferencial entregado por el sistema de comercio multilateral.
Asimismo, si se apoya a los MICs en su proceso de industrialización y en la diversificación de sus economías a través de un acceso concesional a las tecnologías; y si se implementa un nuevo mecanismo multilateral para la reestructuración y alivio de la deuda, y una plataforma intergubernamental para asuntos tributarios.