El presidente de Estado Unidos, Joe Biden, prometió que su país será un «arsenal de vacunas» para el resto del mundo y jugará un papel de liderazgo similar al que desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial.
«Nosotros nos convertiremos en un arsenal de vacunas para otros países, igual que EE.UU. fue el arsenal de la democracia durante la Segunda Guerra Mundial», dijo el mandatario en su primer discurso ante las dos cámaras del Congreso.
Biden proclamó que «EE.UU. ha vuelto» a la escena internacional y se comprometió a ayudar a otras naciones a hacer frente a la pandemia, porque «no hay un muro suficientemente alto para dejar fuera al virus».
«Gracias a ustedes, al pueblo estadounidense, nuestro progreso en estos 100 días contra una de las peores pandemias de la historia es unos de los éxitos logísticos más grandes que nuestro país jamás haya experimentado», afirmó citando que las muertes por COVID-19 han bajado en un 80 por ciento desde enero.
El gobernante estadounidense también se refirió a un plan que presentó en el Congreso para ayudar a los países del Triángulo Norte de Centroamérica a combatir los principales factores que generan la migración.
Instó a ponerle fin a «la agotadora guerra» partidista sobre la inmigración.
Le pidió al Legislativo a aprobar su reforma migratoria que busca regularizar a los 11 millones de inmigrantes irregulares que viven en el país, un proyecto que está estancado en el Senado ante la falta de apoyo de la oposición republicana.
Por otra parte, dijo que «ya es hora» de que las grandes corporaciones y los más ricos del país, que son un 1 por ciento «paguen su parte justa» de impuestos.
«Solo la parte justa», reiteró Biden, al tiempo que señaló que las fortunas y las grandes empresas tienen que ayudar pagando con sus impuestos las inversiones públicas que su gobierno se propone acometer.