Vanessa Scharazade Rodríguez
República Dominicana, como en otros países, la mediatización de las noticias no es nueva. Es constante. Cada día lo vemos los medios de información de masas, incluso en los alternativos, espacios donde los periodistas son más libres de expresar lo que sienten y muestran la realidad tal como es.
Como si fuera una vacuna inyectada en las salas de redacciones o en las universidades, donde el pilar fundamental sea mediatizar los hechos, es decir, muestran una realidad irreal.
Cada vez más los crímenes ocurridos en los rincones de esta pequeña isla son presentados como avances de telenovelas, donde solo nos impresionan para que queramos saber más y solo ahí nos quedamos, en simples avances: fotos y vídeos cortados. Se alimenta el morbo colectivo, en vez de provocar el por qué ocurren estos lamentables hechos.
Los periodistas de Quisqueya hacen honor a unas de las falacias en periodismo: “no deje que una verdad arruine una buena noticia”. Justamente esos que se comprometen a decir y mostrar la verdad en todo momento y ser objetivos, pero la objetividad es cuestión de relatividad.
Los crímenes gritan para poder ser escuchados y revelados. No como suelen presentarlos en los simples y monótonos titulares alarmistas, que solo buscan captar las atención para que las personas siga leyendo una información a medias, solo dándole la parte de arriba del iceberg y escondiendo la parte de bajo del hielo.
No dando oportunidad a la pregunta, pero sí lugar a la condena como dice la periodista argentina Florencia Juana Saintout en el capítulo 6 de la cuestión penal del crimen.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez dijo una vez: “la calidad de la noticia se ha perdido por falta de la competencia, la rapidez y la magnificación de la primicia. A veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor”.
En agosto del 2020 en el sector Ensanche Isabelita de Santo Domingo Este una niña de 9 años, de nombre Liz María, fue violada y posteriormente asesinada por Starling Francisco Santos alias “El panadero”. Esa noticia acaparó la atención de los medios locales y causó tristeza e indignación entre los dominicanos, pero los medios solo se quedaron ahí: mostraron las informaciones que creyeron prudente.
Lo mismo pasó en el 2017 donde el abogado y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Yuniol Ramírez Ferreras fue encontrado con dos bloques amarrados en su pecho, un disparo en el rostro y su cuerpo semisumergido en el arroyo de Manoguayabo.
Mientras más observamos los casos en los medios nos damos cuenta cómo las informaciones solo son contadas para impresionar. Cito a Ryszard Kapuscinski: “El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse.”
Y con la cita del escritor y humorista Finley Peter cuando dijo que la tarea del periodista es “tranquilizar al afligido y afligir al tranquilo”.