La nueva variante del coronavirus, la más transmisible y peligrosa avanzan en todo Brasil y ya son predominantes en al menos un cuarto del país, que enfrenta la peor fase de la pandemia con más de 1.600 muertos diarios.
Contenedores frigoríficos para almacenar cuerpos, ambulancias transformadas en improvisadas habitaciones de hospital, traslado de pacientes a miles de kilómetros de distancia… Las señales de un inminente colapso sanitario son cada vez más visibles en Brasil.
En los cuatro últimos días el número de fallecidos asociados a la covid-19 no ha bajado de 1.600. Este viernes fueron 1.800. El miércoles se perdieron 1.910 vidas, récord absoluto en el país, según el Ministerio de Salud.
El hartazgo de una parte de la sociedad después de un año de restricciones, el negacionismo del presidente Jair Bolsonaro y la falta de medidas a nivel nacional, convierten además a Brasil en un enorme «granero» para la aparición de nuevas variantes, según especialistas consultados por Efe.
«Brasil se está transformando en el mayor laboratorio a cielo abierto de coronavirus, pueden surgir un gran número de mutaciones» y a raíz de eso, «variantes más infecciones y letales», alertó este viernes a Efe el reputado científico brasileño Miguel Nicolelis, profesor catedrático de la Universidad Duke de Estados Unidos.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, Brasil acumula 262,770 muertes y cerca de 10,9 millones de casos, aunque se estima que el número real de infecciones es hasta dos o tres veces mayor.
En las últimas 24 horas registró más de 70,000 casos, el que más en el mundo, por encima incluso de Estados Unidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Consecuencia? Tres cuartas partes de Brasil está con más del 80 % de sus camas de terapia intensiva ocupadas.