Alejandro Santana
Los medios de comunicación, las redes sociales y todo ciudadano que tiene la oportunidad de grabar, hechos y actuaciones de la policía, nos dan a conocer los diferentes atropellos policiales en sus diferentes modalidades.
No transcurre, un minuto, una hora o un día sin que algún ciudadano sea agredido inmisericordemente por algún policía, por razones mayores o por violaciones simples, la actuación de la uniformada es agredir sin contemplación, sin importar que lo estén grabando, que se proteste contra esas malas actuaciones.
Con sus actuaciones cavernarias dan a entender que esa es la orden que están recibiendo de sus superiores y que si las ejecutan nada pasara, todo seguirá igual, no habrá sanciones.
Hasta ahora muchos ciudadanos están viendo y conformándose con ver y subir a las redes sociales esas manifestaciones de violencia contra el pueblo.
Desde las altas Instancias policiales, ni desde el Gobierno se está viendo con la debida preocupación, los abusos de que están siendo objetos ciudadanos indefensos que hayan violado las leyes conscientes o inconscientes, se les atropella y la vida sigue igual.
Desde la óptica de las filas policiales ni desde el Gobierno Central se está visualizando que se está cultivando violencia que podría degenerar en una poblada popular, que degenere en actuaciones organizadas para salir de los abusos que se están cometiendo y que todos estamos viendo hasta ahora impotentes.
Cuquear al perro por manso que aparente, es peligroso y hasta el ratón cuando se ve acorralado suele reaccionar violento para poder salir de la encrucijada que se le tiende.
Sería prudente, por el bien de nuestra democracia y por el clima de libertades que hasta ahora hemos alcanzado, que tanto el Presidente de la Republica como jefe de las Instituciones militares y policiales, se reúne con el Jefe de la Policía y otras instancias y le haga saber que estamos viviendo en un estado de derechos y que violentarlos se estaría provocando una rebelión ciudadana.
Esta advertencia, si se quiere, podría ser la advertencia que obligue a nuestros policías y militares a entender, que maltratando a los ciudadanos solo se consigue ir creando un clima de desasosiego que a nadie beneficia en los actuales momentos, porque al fin y al cavo nunca una revuelta esta tan lejos, solo hay que cultivarla y eso es lo que están haciendo policías, no se sabe al servicio de quién.