Tomás Aquino Méndez
Es comprensible que todos los gobiernos dejen obras inconclusas. No se puede exigir a un gobierno que le ponga fin a todo proyecto iniciado, no importa el tiempo que permanezca en el poder.
Lo que sí hemos exigido es que, quien le sustituya, le dé continuidad a esos proyectos. Que esa inversión, que no es personal de quien se va, no se eche en una cloaca. Es a lo que aspiramos. La realidad ha sido otra. Obras iniciadas por Balaguer en sus primeros 12 años, sucumbieron con el tiempo.
Escuelas, canales de riego, caminos vecinales, proyectos habitacionales de distintos gobiernos están inconclusos en diferentes puntos del país.
Satisface que el presidente Luis Abinader, que asumirá el próximo 16 de agosto, dé muestras de ser diferente. Es inaceptable, por ejemplo, que 8 años después, un hospital, tan necesario en el país y que forma parte de la ciudad sanitaria Ney Arias Lora, siga abandonado por haber sido iniciado por Leonel Fernández.
Ojalá que proyectos iniciados por Danilo Medina, sean continuados por el gobierno que asumirá en agosto. Creemos que obras como el Metro, el Teleférico, la presa de Monte Grande, el nuevo Domingo Savio, las circunvalaciones de Azua, Baní, por citar solo algunos, deben ser continuados. Su importancia y necesidad son incuestionables. La inversión que se ha hecho en varios de estos no debe perderse. Tengo la confianza de ver en lo adelante, una forma distinta de gobernar.