Barahona.- Pasadas las diez de la mañana el presidente de la Junta Electoral de Barahona, Fredy Eligio Pérez Espinosa, tomó el juramento al nuevo alcalde del ayuntamiento municipal de Santa Cruz de Barahona, Mictor Emilio Fernández de la Cruz.
Al acto de juramentación no asistió la vice alcaldesa Freya Sterling y se presentó cuando el acto protocolar ya había iniciado el regidor Willy Deñó Espinosa, pero por breve espacio de tiempo, ya que debió abandonar la Sala de Regidores porque presentó problemas de salud.
Luego del síndico, el presidente de la JEB, Pérez Espinosa, pasó a tomarles el juramento a los once regidores que resultaron favorecidos en los pasados comicios municipales.
De inmediato Fernández de la Cruz, dijo que asume el puesto en medio de un contexto en que se requiere la unidad de todos los sectores.
Dijo que para los próximos cien días de gestión ha diseñado un plan que involucra la desinfección en sectores, mercados y lugares públicos a los fines de frenar la propagación del nuevo coronavirus en el municipio Santa Cruz de Barahona.
Asimismo, dijo que asume el reto de ser el alcalde de este municipio en medio de la pandemia del coronavirus que requiere de la intervención de todos sus actores.
Luego del acto de juramentación se pasó a la conformación del Consejo de Regidores, eligiendo al reelecto regidor Williams Ayala Pérez como presidente de la Sala Capitular, como vicepresidenta a Liseidy Báez y a Ecolástica (Katty) Santa, fue es escogida como secretaria del Consejo de Regidores.
Abucheos y desahumero
El saliente alcalde Noel Octavio Suberví Nín, al hacer uso de la palabra, dijo que dejaba el ayuntamiento sin deudas tanto en el comercio local como nacional y que está entre los diez cabildos que tuvo un manejo transparente, razón por la cual dejará un camión que obtuvo como premio de la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU).
A su llegada al cabildo decenas de personas que se apostaron al frente abuchearon al saliente alcalde, aunque un puñado de sus seguidores le aplaudía, mientras otro sostenía en su mano un desahumero con el que desalojaba a las pasadas autoridades municipales y con ellas su “maleficio”.
El acto protocolar no cumplió con el protocolo de salud para evitar la propagación del coronavirus tanto en el interior como el exterior del cabildo, ya que las personas acudieron al lugar aunque protegidos con sus mascarillas.