En una ceremonia realizada en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el viceprimer ministro de China, Liu He, firmaron la primera fase del acuerdo comercial entre las dos principales potencias económicas del planeta, lo que supone una tregua luego de 18 meses de tensiones que derivaron en la llamada «guerra comercial”.
Trump calificó el acuerdo como «un paso trascendental» para un «futuro comercial justo y recíproco» entre EE.UU. y China. Por su lado, Liu leyó una carta del presidente Xi Jinping, quien destacó que la firma «es buena para China, para EE.UU. y para el mundo» y expresó su confianza en que las relaciones entre los dos países sea de mutua confianza y cooperación».
En virtud del acuerdo, China aceptó importaciones adicionales de bienes estadounidenses por 200.000 millones de dólares en dos años. Esa cantidad incluye 32.000 millones de dólares en productos agrícolas y marinos, casi 78.000 millones de dólares en bienes como aeronaves, maquinaria y acero y 52.000 millones de dólares en productos del sector de energía.
Corregir «errores del pasado”
Estados Unidos, por su parte, rebaja a la mitad, hasta el 7,5 por ciento, los aranceles impuestos a importaciones chinas por valor de 120.000 millones de dólares. Trump indicó que los aranceles se mantienen en vigor como elemento de «negociación» de cara a la segunda fase del pacto comercial y aseguró que el documento «corrige errores del pasado”. Agregó que el acuerdo «marcará un cambio radical en el comercio internacional”.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presente en la ceremonia, señaló que la nueva fase de negociaciones comerciales podría segmentarse en «fase 2A, 2B, 2C», aún sin fecha, y abordará las quejas de EE.UU. sobre robo de propiedad intelectual. Las negociaciones entre ambas partes han sufrido varios sobresaltos, con informaciones contradictorias y críticas veladas, desde que en octubre se anunció un principio de acuerdo.
Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías mundiales, que comenzaron el año pasado, han tenido profundas consecuencias para todo el planeta. En sus últimas previsiones de crecimiento mundial, publicadas en octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajaba sus proyecciones de expansión al 3 por ciento para 2019, dos décimas menos que en julio, lastradas por las dudas que ha generado esta disputa.