La muerte del general Qasem Soleimani, el comandante de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, supone una escalada dramática en el conflicto entre ese país y Estados Unidos.
Podría tener consecuencias considerables. Se esperan represalias. De hecho, se podría desencadenar una serie de acciones y venganzas, acercando a los dos países a una confrontación directa.
El futuro de Washington en Irak podría ser cuestionado, y la estrategia del presidente Donald Trump para la región —si acaso tiene una— puesta a prueba como nunca antes.
Philip Gordon, quien fue coordinador de la Casa Blanca para Medio Oriente y el golfo Pérsico durante el gobierno de Barack Obama, describió la muerte de Soleimani a manos de Estados Unidos como poco menos que una «declaración de guerra» por parte de los estadounidenses hacia Irán.
El grupo élite Quds es una de las ramificaciones de las fuerzas de seguridad iraníes para operaciones en el extranjero.