Es más común de lo que imaginamos. Encontrarnos con personas que tiene mal aliento, lo complejo es buscar la forma de decírselo; muchas veces nos da apuros, porque sabemos que puede ser ofensivo para quien lo padece. Otras veces suele relacionarse a problemas del estómago como la gente dice.
Revisando la literatura, podemos relacionarlo a problemas de las vías aéreas (la nariz), los senos paranasales y la garganta, que pudiera secretar fluidos relacionados a malos olores en la boca.
También, pacientes diabéticos que están presentando problemas para producir cantidades suficientes de saliva es otra de las causas que más se conocen. También fumar causa un aumento en la temperatura de la cavidad bucal lo que también podría disminuir la salivación causando un olor muy propio, sumado al de la nicotina.
Pero sin lugar a dudas, las principales causas de mal aliento están directamente relacionadas con las fallas en los buenos hábitos del cuidado bucal. La etiología, en 90% de los casos está localizada en la boca, y puede ser atribuida a: caries dental, enfermedad periodontal, infecciones orales y principalmente saburra lingual (residuos en la lengua porque no la incluyen en el cepillado).
Esta situación ya ha sido planteada desde la antigüedad y como ejemplo de esto el dramaturgo Tito Mácio Plauto (230-180 a.C.) ya hacía referencia de que esta situación es causa de los grandes problemas conyugales cuando en una de sus obras refiriéndose a uno de sus personajes expresó: “Preferiría beber agua de la alcantarilla que besar a mi mujer”. También textos como El Talmud (tratado judaico que contiene leyes civiles y religiosas) posee registros con más de 2000 años de antigüedad que establecen que un contrato matrimonial (ketubah) puede ser legalmente anulado si uno de los cónyuges padece mal aliento.
Son múltiples los tratados históricos que dan importancia la buen olor de la boca como elemento fundamental para alcanzar la pureza espiritual, también la reflejan como la entrada al cuerpo, por lo tanto cobra importancia, mantenerla limpia.
En lo particular soy de creer que las antiguas civilizaciones no se equivocaban cuando hablaban que nadie tenía que mantener una unión matrimonial cuando su cónyuge no cuenta con la delicadeza de cuidar no solo su boca, sino su higiene corporal (me imagino cuántos divorcios se han podido evitar).
Saber que para poder contrarrestar el mal aliento se deben tener todas las medidas de higiene bucal al día: lavarse los dientes dos veces por lo menos al día, uso del hilo dental, enjuague bucal, tomar mucha agua, dos profilaxis al menos por año, no abusar del café, son solo algunas que de las medidas a tomar en cuenta.
Saber que somos seres sociales, que debemos ante todo cuidarnos, valorar nuestro cuerpo, cuidar de nosotros, es un acto ante todo de amor propio.
* Autor Dr. en odontologia