Ginebra.- Más de 900 mil recién nacidos mueren cada año por causas vinculadas a las malas condiciones higiénicas de los hospitales y centros médicos donde nacen.
Así sostienen informes publicado ayer en conjunto la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).
Uno de los documentos señala que cerca de un millón de neonatos o sus madres mueren tras el parto, aunque según declaró en rueda de prensa el coordinador de la OMS, Bruce Gordon, más de un 90% de los fallecidos en estos casos son niños.
Los informes que estudian las condiciones de centros sanitarios de todo el mundo indican que una de cada cuatro instalaciones médicas no tienen agua corriente o sufren un acceso limitado a ella, lo que afecta a la atención de 2.000 millones de personas.
Uno de cada cinco centros estudiados carece de baños adecuados, lo que afecta a 1.500 millones de personas y un 16% (1 de cada 6), no tiene servicios básicos para que médicos y pacientes puedan lavarse las manos.
Los indicadores analizados son cruciales para prevenir las infecciones y ofrecer un cuidado médico de calidad, especialmente en el parto, dado que se calcula que unos 17 millones de mujeres en los países menos desarrollados dan cada año a luz en instalaciones sin las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas.
Cada día mueren unos 7.000 recién nacidos, y las infecciones son la causa del 26 por ciento de esos decesos, así como de un 11 por ciento de los fallecimientos de madres en el parto, según los datos divulgados.
«Cada nacimiento debería estar en unas manos seguras, lavadas con agua y jabón, usando equipamiento esterilizado y en un entorno limpio», destacó en un comunicado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que «garantizar que todos los centros sanitarios tienen servicios básicos de agua, baño e higiene es esencial para lograr un mundo más sano, seguro y justo».
Aunque no dan cifras exhaustivas por cada país, en los informes se muestra que en Perú sólo un 46 por ciento de los centros de salud tiene acceso básico al agua, mientras que en Paraguay sólo el 44 por ciento poseen baños conectados a sistemas de alcantarillado.