Barahona.- El Hospital Regional Universitario Jaime Mota, principal centro de salud del Suroeste, vuelve hacer de interés para los medios de comunicación y la opinión pública. El tema sigue siendo el mismo: la muerte de niños y niñas en el “sanatorio”.
Aun quedan muy frescos en la memoria nacional y regional la muerte, a principios de abril 2018, de niños recién nacidos. El fallecimiento en una semana de cinco recién nacidos, alcanzando una sumatoria total, según las propias cifras oficiales, de al menos 43 los decesos ocurrieron en ese citado año.
Vuelve a la palestra pública porque Hansel Raúl Medrano y Corina Matos, padres de Geysi Bellanil Medrano Matos, de 5 años, no logran entender qué ocurrió con su primogénita, sobre todo, la madre que durante todo el velatorio no se despegó del la ataúd con el cuerpecito de su pequeña.
Ella (madre) se siente culpable de lo sucedido por haberla llevado al hospital una segunda vez por seguir con fiebre, sin que en el centro de salud encontraran cuál era la causa de su estado febril ni le hicieran pruebas de laboratorio para determinarlo.
“Me la mataron. Ella llegó caminando y me la entregaron muerta. Le pusieron una inyección y segundos después perdió todas sus fuerzas, se hizo pipi y defecó cuando ella momentos antes pidió comida”, exclamaba una aturdida madre aferrada a la mortaja en donde esta cuerpecito sin vida de su peña Geysi Bellanil.
¡Justicia!
El padre de la fallecida, quien al igual que la madre no para de llorar solo pide una cosa: ¡justicia!, ya que no quiere que el fallecimiento de su niña quede impune y quienes supuestamente la inyectaron, causándole la muerte, paguen por lo que considera un crimen.
Medrano, quien trabaja de motoconcho para mantener su familia, reiteró que el jueves llevó a su hija con vida por asuntos de fiebre al hospital y momentos después le comunicaron que había fallecido, atribuyendo su deceso a una mala práctica médica como muchas que, afirma ocurren en el Hospital Regional Universitario Jaime Mota.
“Ese hospital es un matadero, no hay condiciones mínimas para atender a personas, nosotros no descansaremos hasta ver a los culpables de su muerte pagando por el hecho”, dijo el joven padre a LALUPADELSUR.
Irregularidad
Una opinión más científica y analítica, aunque emocionalmente afectada, es la de Katherine Gómez, tía de la niña fallecida y estudiante de medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
La joven, de determino de la carrera de medicina en la estatal universidad, admite que una persona puede morir, incluso, de un infarto como dicen los médicos que atendieron a la niña, pero en el caso de su sobrina Geysi Bellanil, como igual creen los padres, su deceso fue por una mala práctica.
Atribuye a la dirección del hospital una irregularidad porque permitió que los padres de la niña se lleven el cadáver cuando debió proceder de otra manera.
Señaló que es mandatorio cuando ocurren fallecimientos de personas por causas no aclaras, se debe enviar el cuerpo al INACIF a realizarle una autopsia para determinar las reales causas del deceso.
“Una vez es enterada de lo sucedido sugiero a mi familia que se comunique con la dirección del centro médico para que retiren el cadáver o en caso contrario llevarlo al hospital para que se envié a la Regional del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), con asiento en Azua”, indicó.
El propio director del hospital, doctor Santo Beltré, admite que el cadáver fue retirado por el médico legista, Miguel García Ortiz y el fiscal Freddy Ismael García Melo, de la casa de la humilde familia, ubicada casi en la parte ancha de la calle Sánchez.
LALUPADELSUR contactó al doctor Beltré vía telefónica para saber su opinión sobre el caso, pero se limitó a decir que el cadáver fue enviado al Inacif a realizarle una autopsia para determinar las causas reales del deceso de la niña y que posteriormente se estaría convocando a la prensa para dar a conocer los resultados a la opinión pública.
La tía de la niña y estudiante de medicina manifestó que a su hermana le preguntan que si ¿quiere llevar el cadáver o hacerle una autopsia?, optando ella por llevarse el cadáver a su vivienda como le sugirieron en el hospital.
“Porque ellos (mi hermana y mi cuñado) no tienen los conocimientos necesarios de cuál es el protocolo en estos casos y al ser enterada les instruyo para devolver el cuerpo sin vida al hospital para que se ordene una autopsia”, dijo.
Afirma que no hay que ser médico para darse cuenta que se está frente a una mala práctica que le ha costado la vida a una niña de apenas cinco años, a quien le troncharon sus sueños y de ser en el futuro una mujer de trascendencia social y humana “hoy fue a mi familia, pero mañana pudiera ser otra u otras”.
El servicio es pésimo
El pasado 11 de enero de este año, el doctor Santo Beltré fue juramentado por el exdirector de los Servicios Regionales de la Región IV de Salud, doctor Luis Pérez González, en sustitución del renunciante Cornelio Rodríguez Ramírez, quien duró en su dirección un año y seis meses.
Beltré, preñado de “buenas intenciones” y prometiendo dar a solución a los problemas del centro: inadecuada atención al paciente, falta de medicinas e insumos, en corto tiempo es murmurado en silencio por su falta de rumbo en la dirección del principal centro de salud de la región.
A esto se suma que el Hospital Regional Universitario Jaime Mota es sometido desde hace casi dos años a un proceso de reconstrucción agravando aún más los problemas del centro que sigue sacando malas notas en muerte de recién nacidos, aunque ligeramente mejoró su calificación en muertes maternas.